Continuamos con el análisis del activo circulante.
Estuvimos de acuerdo en que el activo circulante son las partidas del activo que reflejan la transaccionalidad o ciclo de actividad habitual de la empresa. Lo que fabrica (existencias), lo que vende (clientes) y lo que cobra (efectivo).
También lo definíamos como el activo de la empresa (coincide con el ciclo operativo) que se utiliza en la explotación durante un periodo de tiempo (generalmente un año) pudiéndose transformar en efectivo a corto plazo.
Hoy el post lo dedicaremos a la Tesoreria.
El último apartado que nos queda por analizar del activo circulante de una empresa es el de la Tesorería.
La tesorería, llamada “efectivo y otros activos líquidos” así como “las inversiones financieras a corto plazo”, recoge los activos más líquidos de la empresa, en concreto la caja (dinero en efectivo) cuentas en los bancos y otros activos de fácil realización como fondos o depósitos a corto plazo.
El que una empresa tenga mucha tesorería nos debe hacer pensar, pues habitualmente no ocurre así.
Primero hemos de valorar qué hace la empresa. En algunos sectores, todas las ventas tienden a ser en efectivo y esto es más frecuente cuanto más cerca se está del destinatario final. Pensemos en supermercados, restauración, tiendas de confección o talleres. El porcentaje de cobros en efectivo es alto mientras los pagos a sus acreedores (nóminas, seguridad social,..) o proveedores (compras) son a un mes o más. Ello puede justificar sobradamente la liquidez de la empresa.
Pero hay otras situaciones que requieren mayor estudio. Puede haber una tesorería alta compuesta por liquidez que no es real. En ocasiones las empresas contabilizaban como tesorería los límites disponibles en póliza de créditos con bancos (Incrementando en igual importe su deuda bancaria). Esta práctica es cada vez menos frecuente pero en ocasiones – y sobre todo en estado provisionales- todavía ocurre. La experiencia nos dice que cuando hay problemas esa liquidez desaparece pues el banco les bloquea o imposibilita su disposición.
También dentro del apartado de liquidez puede haber saldos no disponibles que están comprometidos en garantía de operaciones de riesgo. Es habitual que en el mundo de las pymes importes que se les abona por descuento comercial o similar, parte se quede en cuenta en garantía de potenciales devueltos o incluso saldos pignorados en garantías de préstamos.
Como indicábamos al inicio, el peso de estas partidas de liquidez no debiera ser relevante en el balance pues generalmente no es el fin de ninguna empresa el acumular activos líquidos, cuando su objetivo es el de fabricar productos para su venta o prestar servicios. Por definición, en una empresa industrial siempre será más rentable, y aportará un potencial mayor valor añadido, el tener existencias o incluso conceder más plazo de pago a sus clientes. Si el producto es bueno siempre será mejor tener un almacén lleno, dispuesto para su venta, que una cuenta corriente llena sin saber qué hacer con ella.
Recordemos que alta tesorería, una vez descartado el aspecto sectorial, puede reflejar una bajada de actividad (cobro más de lo que compro), poca rentabilidad de las ventas o que dicha liquidez no sea tal.
El equipo Stockcrowd IN