El último post lo cerrábamos hablando del “margen de explotación”, como indicador para conocer si la empresa ganaba o perdía dinero con su actividad recurrente.
Pasamos ahora a conocer cuánto le cuesta a la empresa financiarse. Como quiera que la mayoría de gente que me leáis seréis financiadores (inversores, prestamistas,…) o analistas, es ahora cuando pasamos a ser protagonistas de la cuenta de resultados pues vamos a conocer y saber si la empresa puede pagar a sus proveedores financieros, pues al resto de los proveedores se les ha pagado ya – en teoría- si el margen de explotación es positivo.
Para ello vamos a analizar los costes financieros debidos a terceros (bancos y prestamistas), no de los recursos propios- que también son terceros- que analizaremos más tarde.
La empresa para financiar su actividad tiene tres grandes bloques en el pasivo. Los recursos propios reflejados por el capital y reservas, que son los fondos que un tercero llamado accionista “presta” a la empresa para que inicie su actividad y que tendrán su “recompensa” con una rentabilidad vía dividendos y/o plusvalías.
El crédito comercial reflejado por la cuenta de proveedores y acreedores que refleja los saldos con ellos hasta que se pagan, son de media 30 a 45 días (nóminas, suministradores,…) y los proveedores financieros o financiadores propiamente dichos, hoy principalmente bancos pero donde se están incorporando otras fuentes alternativas de financiadores como la financiación “Crowd” o similares.
Toda financiación tiene un coste, porque la combinación tiempo/dinero implica siempre coste. Nadie regala nada y si facialmente hay ofertas a tipo “0”, tened la seguridad que por detrás hay un incremento de coste comercial o unos gastos o comisiones de comercialización … o la voluntad de deshacerse de unos productos cuyo mantenimiento en el almacén están costando dinero y hay que sacarlos.
Cuando hablamos de financiación bancaria o similar, la misma se refleja por dos medios, la principal son los intereses que se pagan en función del importe y plazo. El segundo son las comisiones que se pagan generalmente por contratación. Ambos conceptos deben estar reflejados en la cuenta de resultados vía el epígrafe de gastos financieros.
Este importe de gastos financieros hay que ponerlo en relación para una primera verificación con la deuda financiera, tanto a largo como a corto plazo que haya tenido la empresa y para ello calcularemos el saldo medio de deuda financiera que haya obtenido la empresa a lo largo del año. El cálculo es sencillo: Saldo a 31 /12/X0 más saldo a 31/12/X1, lo dividimos por 2 y nos dará un saldo medio aproximado de deuda. Pues bien, cogemos el gasto financiero reflejado en la cuenta de PyG lo dividimos por ese saldo medio y nos da un porcentaje. Aquí está el sentido común del analista. Si da un 20% es que los saldos a fin de año no son reales y durante el año ha tenido más deuda o la empresa no la refleja como por ejemplo la deuda vía factoring o descuento que se hace “trasparente” en algunos balances o quizás la empresa está pagando muchas comisiones. Si el tipo sale muy bajo (Ej: 1 o 2%) y estamos hablando de pymes tampoco nos parecerá coherente. En ambos casos habrá que preguntar y no elucubrar.
Una vez tengamos un importe de gastos financieros que nos parece consecuente con el nivel de deuda financiera de terceros (los socios pueden haber prestado a la empresa), pondremos esta cantidad en referencia con el margen de explotación y lo primero que analizaremos es el porcentaje de cobertura del mismo. Tan sencillo como ver si el margen de explotación es superior o no los gastos financieros.
Este punto lo veremos más en detalle en el próximo post.
El equipo Stockcrowd IN