La Inflación es un aumento generalizado del coste de los productos que adquirimos en un período de tiempo determinado, que generalmente se mide mes a mes y se compara con la evolución del transcurso del último año.
Esta inflación conlleva un aumento del precio de la cesta de la compra, a la vez que una disminución de nuestro poder adquisitivo y por tanto un menor acceso a los productos de la cesta.
La inflación puede venir causada por diversos motivos pero la más habitual es cuando la demanda excede a la oferta. Este hecho deriva en un incremento generalizado de los precios y por tanto la posibilidad de adquirir menos productos con la misma cantidad de dinero.
porcentaje de inflación por tipos de productos en la eurozona. Años 2010-2019. Fuente: BCE
Este indicador es uno de los más importantes, junto al PIB y al empleo, seguido y estudiado por analistas, inversores y organismos, convirtiéndose en uno de los principales objetivos de las políticas monetarias de los Bancos Centrales. La inflación sostenida y controlada en sí misma no es mala ni perjudicial mientras sea en niveles contenidos, como es el objetivo fijado en el 2% que tienen por ejemplo el BCE (Banco Central Europeo) o la FED (Federal Reserve System) en Estados Unidos.
Esta tiene como ventaja que reduce las deudas pero como gran riesgo esa posible pérdida de poder adquisitivo que provoca en los ahorros si estos no generan rendimiento alguno ya que estaremos perdiendo dinero, no de forma nominal pero sí de forma relativa. Un euro de hoy para nada nos va a permitir comprar lo mismo dentro de 10 años, como podemos comprobar con los datos oficiales en los que se indica que el dinero en efectivo ha perdido, de promedio, un 34% de su valor en los últimos 20 años.
Según datos del INE (Instituto Nacional de Estadística), tomando como referencia el IPC (Índice de precios de consumo), durante el período comprendido entre el 1999 y el 2019 los precios aumentaron un 52% en total. Como consecuencia los españoles han perdido ese 34% de valor adquisitivo. |
Cuando hablamos de invertir cualquier ahorrador debería tener un objetivo de rentabilidad que tienda a superar la inflación que como sabemos en estos momentos en la Eurozona se sitúa próxima al 1%, y podríamos remarcar que en los últimos años pocas veces ha estado en el teórico 2% esperado por el Banco Central Europeo.
A este dato le deberíamos añadir que en la actualidad los tipos de interés de los depósitos en el mejor de los casos están en el 0%, lo cual hace que el dinero no obtenga rendimiento alguno para hacer frente al aumento del coste de la vida, algo que no sería preocupante en este momento por la poca diferencia con la inflación.
Aún así, debemos tener en cuenta que la actual situación de los mercados no favorece al ahorrador más conservador, ya que aquellos activos que tradicionalmente considerábamos libres de riesgo hoy en día no generan rentabilidad. Por el contrario, los más arriesgados viven uno de sus mayores momentos de volatilidad en las circunstancias actuales. Por ello, cuando construimos nuestro “portfolio”, además de diversificarlo de manera correcta hemos de considerar incluir activos que puedan estar más ligados al ciclo económico real para que supongan una protección y un colchón ante el riesgo que tiene en nuestros ahorros la posible inflación futura.
Así si hacemos un repaso a los distintos activos que podrían componer una cartera y su posible rendimiento ante la inflación:
Como conclusión afirmar que aunque la liquidez también es un producto que descorrelaciona y nos permite acceder a oportunidades de inversión futuras, es necesario que nuestros ahorros estén bien invertidos, diversificados, en el perfil adecuado de riesgo para así ayudarnos a obtener rentabilidad, preservarlos y mantener nuestro poder adquisitivo.