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Analizando el balance de una empresa – el activo circulante (III)

 

En el artículo anterior hablamos del activo fijo de las empresas. Hoy continuamos con el análisis del activo circulante.

¿Qué es el activo circulante? Son las partidas del activo que reflejan la transaccionalidad o ciclo de actividad habitual de la empresa. Lo que fabrica (existencias), lo que vende (clientes) y lo que cobra (efectivo).

También podemos definirlo como el activo de la empresa (coincide con el ciclo operativo) que se utiliza en la explotación durante un periodo de tiempo (generalmente un año) pudiéndose transformar en efectivo a corto plazo.

Siempre debemos recordar que cuando se realiza un análisis desde la óptica del prestamista es prioritario conocer la capacidad de transformar los activos en dinero. Si prestamos dinero hemos de saber la capacidad del prestatario para reembolsarlo y ya sabemos que los préstamos no se devuelven con beneficios (que siempre son deseables para conocer continuidad de la empresa) sino con liquidez (capacidad de generar efectivo o crédito para pagar).

Dentro de las tres grandes partidas del circulante (existencias, clientes y tesorería) hoy iniciamos existencias o también llamadas inventarios. La cifra de existencias refleja el saldo monetario del valor de las mercancías o productos para la venta de la empresa desde el momento de su adquisición hasta su venta. Incluye materias primas, productos semiterminados o en fase de producción y productos terminados listos para su venta. Es la parte del activo circulante puesto a la venta por la empresa (una camisa, una fresadora o un piso por una inmobiliaria).

Es un activo difícil de valorar, primero por su complejidad y en ocasiones ubicación. Además recordemos que si una empresa va mal uno de sus problemas puede ser que el producto no se vende bien, por tanto la valoración contable de las existencias puede diferir de su valor de mercado.

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  La cuenta de existencias se incrementa por las adquisiciones más        el valor añadido que se le da al producto durante su fabricación           y disminuye con las mercancías vendidas o que se dan de baja             por deterioro u obsolescencia (provisiones).

       ¿Cómo valora una empresa sus existencias? Existen varios                      criterios:

 

 

  1. FIFO (First In First Out): Supone que los primeros productos que son fabricados /comprados son los primeros en venderse. Con este sistema el valor asignado a las existencias se aproxima bastante al valor de reposición o de mercado.
  2. LIFO (Last In First Out): Presupone que los productos más recientes (comprados o fabricados) son los primeros en venderse. Ello implica que los artículos en existencias están valorados por debajo de su precio de mercado.
  3. Coste medio o por precio medio ponderado. Refleja un coste promedio entre FIFO y LIFO, asignando un coste medio a las existencias.
  4. Coste específico: Es aplicable cuando el coste de un artículo por su valor de fabricación o compra individualizado del bien, es conocido o de importe significativo.

Los sistemas de valoración dependerán de la actividad de la empresa, no es lo mismo un concesionario de coches o una inmobiliaria que un fabricante de tornillos.

Un segundo aspecto a valorar es el desglose de las existencias: materias primas, productos en curso de transformación o fabricación o productos terminados. En caso de liquidación la venta de los mismos será más fácil si son primas o si son terminados.

Las existencias siempre deben tener una relación/proporción con el volumen de compras. Una variación importante en el volumen de existencias respecto a las compras nos debe hacer considerar qué está ocurriendo. Pueden haber muchas respuestas: acumulación especulativa ante una posible subida de precios, compras con importantes descuentos, esperada subida de ventas o simplemente que no se venden.

Hay ocasiones en que las empresas tienen unos procesos productivos que imposibilitan parar sus procesos (como, por ejemplo, el vidrio o perfiles de aluminio) aunque las expectativas de ventas no se cumplan.

Salvo con una presencia directa en los almacenes de una empresa es muy difícil para un analista conocer el volumen óptimo de existencia por eso debemos acudir a indicadores objetivos y el más sencillo es calcular las existencias respecto al “Coste de mercancías vendidas”(CMV) dato que obtendremos de la cuenta de pérdidas y ganancias. Este dato se puede transformar en días medios de estancia de las existencias en el activo de la empresa multiplicándolo por 365.

Ej: La empresa Almacenes Crowd tiene cifra de existencias por 450.000 € y un CMV de 2.500.000 €. Por lo tanto el porcentaje es del 18% (450.000/2.500.000) que calculado en días son 66 días (365 x 18%). Simplificando podríamos decir que la empresa tarda una media de 66 días en comprar, fabricar y vender sus productos o que sus productos están una media de 66 en el almacén.

Un incremento de existencias tiene una segunda derivada, como incremento de la cifra de beneficios, pero eso lo analizaremos cuando lleguemos a la cuenta de pérdidas y ganancias.

Equipo StockCrowd IN.

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