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      5 consejos para gestionar tus contratos y ahorrar tiempo

       

      La gestión de los contratos de luz, gas natural, agua e Internet, entre otros, es una parte importante de cualquier hogar ya que suponen grandes gastos mensuales. Por ello, es esencial saber cómo administrarlos de forma óptima para ahorrar tiempo y dinero. Sin embargo, el desconocimiento del funcionamiento del mercado de estos servicios provoca que los consumidores elijan tarifas más caras y terminen pagando precios elevados en sus facturas. Si quieres gestionar tus contratos sabiamente y ganar tiempo en el proceso, sigue los siguientes consejos. 

      1. ¿Qué necesitas?

      Lo primero que debes hacer es identificar tu necesidad para cada servicio. En el caso de los contratos de Internet deberás tener en cuenta qué tipo de conexión quieres tener ya que de ello dependerá la velocidad a la que navegues o el número de dispositivos que pueden utilizarse a la vez, entre otras cosas. En el caso de los suministros de energía, tendrás que tener en cuenta en qué situación te encuentras:

      • Nueva alta de un suministro: si te acabas de mudar y no tienes luz, o gas, deberás solicitar el alta de los suministros llamando a la comercializadora con la que quieras tener tus contratos. La nueva alta supondrá la instalación de los contadores y el cableado necesario para acceder a la red de estos servicios.
      • Suministro ya existente: si ya cuentas con un suministro pero no está a tu nombre, deberás solicitar un cambio de titularidad y así hacerte responsable de los contratos. Algunas comercializadoras como Naturgy (ex- Gas Natural Fenosa) dan la opción de modificar el nombre de los contratos por Internet. Puedes consultar la página dedicada a Naturgy (ex- Gas Natural Fenosa) para saber cómo solicitar el cambio de titularidad con la comercializadora.
      1. Compara las tarifas

      No contrates una tarifa sin antes compararla con otras ofrecidas por diferentes proveedores. En el caso del mercado energético, muchos consumidores no saben que tras la aprobación de la Ley 54/1997 este mercado comenzó su proceso de liberación, dando así la oportunidad de elegir entre una amplia variedad de tarifas.

      Esto además de ventajas, crea dificultades para los consumidores ya que elegir una tarifa les resulta más complicado. Sin embargo, gracias a los comparadores de tarifas de energía, puedes acceder a las ofertas más económicas según tus necesidades.

      1. Tarifas adaptadas

      El precio es lo que más llama la atención a la hora de elegir una tarifa de Internet, luz o gas natural. Sin embargo, hay que tener más aspectos en cuenta a la hora de elegir como por ejemplo las condiciones de contratación o las limitaciones de consumo. Por ello, te recomendamos elegir una tarifa económica que se adapte a tus necesidades. Para ello, no dudes en utilizar un comparador de tarifas, una herramienta online y totalmente gratuita que no implica la contratación de ningún servicio.

      En el caso de la electricidad y el gas natural, fijate en las cláusulas de permanencia, las tarifas de acceso necesarias, la potencia eléctrica máxima o el consumo anual máximo permitido, etc. Para informarte más en profundidad sobre los aspectos a tener en cuenta cuando contrates la luz y el gas en tu hogar, puedes visitar la página Companias-de-Luz.com.

      1. Infórmate antes de contratar

      Antes de proceder a llamar al proveedor con quien quieras contratar alguno de los servicios mencionados, lee atentamente las condiciones de contratación de la oferta. Las podrás encontrar en sus páginas web.

      Una vez te manden el contrato final para firmarlo, pregunta cualquier duda que te pueda surgir con respecto a las condiciones del contrato. Presta especial atención a la cláusula de permanencia, si existe, y al importe a pagar si rompes el contrato antes de que termine dicha permanencia.

      1. Prueba otros proveedores

      Ante cualquier descontento con tu proveedor actual, ya sea de luz, gas o Internet, no dudes en cambiarte de compañía. Es posible que encuentres un mejor servicio de atención al cliente, mejores ofertas, descuentos o tarifas más adaptadas con otros proveedores. Así que, mientras no tengas permanencia en tu contrato, podrás cambiarte sin problemas. Si por el contrario tienes permanencia, deberás abonar cierto importe por abandonar el contrato antes de tiempo.

       

      ¡Hasta pronto!

       

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      Una vez analizados los fondos propios de la empresa en el post anterior  pasamos a detallar lo que denominan pasivos a largo plazo.

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      En primer lugar hay unas cuentas que en ocasiones cuesta encuadrar: Periodificaciones y subvenciones. Tanto unas como otras son dinero que ya han entrado en la empresa (los ha cobrado) pero que se reconocerán como ingreso en la cuenta de pérdidas y ganancias según se alcancen determinados hitos. En el caso de las subvenciones, aparece como deuda pues aunque se haya cobrado generalmente están sujetas a cumplir unos requisitos (realizar una determinada inversión, contratar un determinado número de personas,…) Cuando se cumplen dichas condiciones se reconocen como ingreso. Recordemos que cuando la Administración adelanta una subvención generalmente solicita un aval que responda del buen fin de la misma.

      En determinadas ocasiones las empresas – de volumen significativo – pueden emitir deuda a largo plazo con la particularidad de que a cambio de una mayor rentabilidad para el inversor, este admite un mayor riesgo que un acreedor ordinario, aunque menos que los accionistas. Se denomina en términos generales “deuda subordinada”. Puede que el cobro de los intereses o el reembolso del capital estén subordinados al hecho de que la empresa alcance determinada rentabilidad o simplemente a que en caso de liquidación de la empresa sus titulares sean los penúltimos en cobrar, justo antes que los accionistas.

      Pero ordinariamente en el mundo de las pymes  nos encontraremos que las deudas a largo plazo de las empresas suelen ser financieras y en ciertas ocasiones comerciales. Dentro de las financieras lo más habitual es el préstamo bancario y las operaciones de arrendamiento financiero o “leasing” quedando el mundo de las emisiones de bonos u obligaciones para las grandes corporaciones pues sus requisitos de emisión son largos y costosos (requieren autorización administrativa – CNMV- rating de agencias – S&P,..).

      Dentro de los préstamos lo más habitual es la relación denominada bilateral, entre un banco y una empresa, aunque cuando el volumen que se demanda es alto entran en juego los llamados préstamos sindicados en los que una serie de bancos acuerdan prestar a una empresa diferentes cantidades pero en igualdad de condiciones de precio y plazo.

      El leasing es una figura legal que bajo la apariencia de un contrato de alquiler existe la financiación del bien alquilado. Puede ser inmobiliario o mobiliario y lleva aparejado una serie de ventajas fiscales pues las cuotas son desgravables prácticamente en su totalidad (en el préstamo solo los intereses y la cuota de amortización del activo). En la práctica lo que genera es un aplazamiento o diferimiento en el pago de impuestos. El bien financiando o leasing debe aparecer igualmente en el activo del balance. Normalmente al finalizar el leasing el bien pasa a ser propiedad del arrendatario (empresa)

      Tema diferente es el renting  que siendo un compromiso de pago, como el alquiler de una oficina, no consta en el pasivo.

      Para que una operación se considere largo plazo debe tener una duración superior a 12 meses debiéndose contabilizar a corto la parte del préstamo (próximas cuotas) que vencen a corto. Hay ocasiones en que se contratan operaciones a 13 meses para poder maquillar el balance u operaciones con renovaciones automáticas que se clasifican como largo cuando debieran estar como corto.

      Es normal que nos encontremos que para acceder a la financiación a largo plazo los prestamistas soliciten garantías adicionales a la propia solvencia de la empresa. Garantías reales (generalmente hipoteca del bien financiado) o personales de los socios es habitual encontrarse  y deben ser contrastadas con la CIRBE (Central de información de riesgos del Banco de España). Estos avales o garantías son las denominadas fuentes secundarias de reembolso que en otra sesión comentaremos.

      ¿Por qué se endeuda una empresa a largo plazo? El fin básico es dotar al balance de una estabilidad que le permita financiar sus activos fijos con deuda permanente. No siempre los socios quieren o pueden aportar los fondos a largo que la empresa requiere. También hay razones financieras que hacen más interesante a las empresas endeudarse  (“apalancarse” sobre todo en épocas de tipos de interés bajos) que pedir dinero a los socios.

      No olvidemos que hay partidas en el activo a corto que como ya vimos no son tales: Existencias que no se venden, clientes que no nos pagan o pagan a largo plazo,.. todas estas partidas también es conveniente financiarlas a largo plazo Este difícil equilibrio lo valoraremos más adelante cuando analicemos el “fondo de maniobra”.

      También puede haber deudas comerciales a largo plazo y son habituales cuando un proveedor (generalmente de inmovilizado: maquinaria, edificio,..) te permite pagarle a largo plazo. Es una ventaja pues te evita tener que buscar financiación bancaria y engordar tu CIRBE.

      Atención, cuando veamos que a largo plazo hay deudas con Hacienda Pública o Seguridad Social. Suelen evidenciar que han existido problemas de liquidez y la empresa ha solicitado aplazamientos (con el consiguiente coste e incluso avales).

      Por último, en ocasiones entre “otros pasivos financieros” o “otras deudas a largo” se pueden encontrar aportaciones de los socios que no se han formalizado como recursos propios. Hay que ver su evolución de ejercicio en ejercicio pues no hay ningún “papel” que los documente y pueden ser retirados en cualquier momento. En más de una ocasión una solicitud de financiación se ha destinado a cancelar dichas aportaciones.

      Las deudas financieras deberían ser desde un punto de vista “ortodoxo” canceladas con el cash-flow generado por la empresa.

      Por último pensemos que los flujos de caja de las empresas no son como un reloj y si bien las deudas a largo plazo tienen un calendario de amortización predeterminado, los cobros de las empresas no lo son. Este es uno de los motivos por los que las empresas recurren a las financiaciones a corto plazo….. tema que veremos en próximas entradas en nuestro blog.

       

      El equipo Stockcrowd IN

      Invertir en inmuebles conlleva riesgos, incluyendo el riesgo de pérdida total o parcial del capital invertido, el riesgo de no obtener el rendimiento dinerario esperado y el riesgo de falta de liquidez de la inversión. En caso financiación mediante emisión de acciones se incluye, además, el riesgo de dilución de la participación en la sociedad, el riesgo de no recibir dividendos y el riesgo de no poder influir en la gestión de la sociedad. En el caso de financiación mediante emisión de participaciones sociales u otros valores representativos de capital se incluye el riesgo de dilución, el riesgo de no recibir dividendos, el riesgo de no poder influir en la gestión de la sociedad, todo ello afectado por las restricciones a la libre transmisibilidad inherentes a su régimen jurídico.

      StockCrowd PFP, SL (StockCrowd IN) no ostenta la condición de empresa de servicios de inversión, ni entidad de crédito y no está adherida a ningún fondo de garantía de inversiones o fondo de garantía de depósitos. Los proyectos de financiación participativa no son objeto de autorización ni de supervisión por la Comisión Nacional del Mercado de Valores ni por el Banco de España, por lo tanto la información proporcionada por los promotores sobre los proyectos no ha sido revisada por ellos (ni, en el caso de emisión de valores, constituye un folleto informativo aprobado por la Comisión Nacional del Mercado de Valores)

      Invertir en inmuebles debe realizarse como parte de una cartera diversificada. StockCrowd PFP, SL (StockCrowd IN) está destinada a personas con conocimientos suficientes para entender los riesgos de realizar inversiones en empresas de reciente creación.

       

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